domingo, 26 de octubre de 2008

Mi filosofía

Por Ronald Hubbard


El tema de la filosofía es muy antiguo. La palabra significa “El amor, el estudio y la búsqueda de la sabiduría o el conocimiento de las cosas y de sus causas, ya sea teórica o prácticamente”.

Todo lo que sabemos de la ciencia o de la religión proviene de la filosofía. Está detrás y por encima de cualquier otro conocimiento que tenemos o usamos.

Durante largo tiempo considerada como un tema reservado para los salones del saber y los intelectuales, el tema, hasta un grado notable, se le ha negado al hombre de la calle.

Rodeada de capas protectoras impenetrables de erudición, la filosofía se ha reservado a unos cuantos privilegiados.

El primer principio de mi propia filosofía es que la sabiduría está dirigida a todo aquel que desee alcanzarla. Es la sirviente tanto del plebeyo como del rey, y nunca se la debe contemplar con un temor reverente.
Los eruditos egoístas rara vez perdonan a alguien que trate de derribar los muros del misterio y dejar que entre la gente. El moderno filósofo americano Will Durant fue relegado al montón de los desperdicios por sus colegas eruditos cuando escribió un libro popular sobre el tema, El resumen de la filosofía. Así es como los insultos se cruzan en el camino de cualquiera que intente hacer llegar la sabiduría a la gente por encima de las objeciones del “círculo íntimo”.
El segundo principio de mi propia filosofía es que esta se pueda aplicar.
El conocimiento encerrado en libros enmohecidos es de poca utilidad para nadie, por lo tanto, carece de valor a menos que pueda usarse.
El tercer principio es que cualquier conocimiento filosófico es valioso solamente si es cierto o si funciona.
Estos tres principios son tan extraños al campo de la filosofía que yo le he dado un nombre a mi filosofía: Scientology. Esto sólo quiere decir “saber cómo saber”.
Una filosofía sólo puede ser una ruta hacia el conocimiento. No es algo que se pueda imponer por la fuerza. Si una persona tiene una ruta, entonces puede encontrar lo que es verdad para ella. Y eso es Scientology.
Conócete a ti mismo y la verdad te hará libre.
Por lo tanto, en Scientology, no nos ocupamos de acciones y diferencias individuales. Sólo nos interesa mostrar al hombre cómo puede liberarse a sí mismo.
Por supuesto, esto no es muy popular para aquellos que dependen de la esclavitud de los demás para su propia subsistencia o poder. Pero sucede que es el único camino que he encontrado que mejora realmente la vida del individuo.
La supresión y la opresión son las causas básicas de la depresión. Si las alivias, una persona puede levantar su cabeza, recuperarse, llegar a ser feliz con la vida.
Y aunque pueda ser impopular para el esclavista, es muy popular con la gente.
Al hombre común le gusta ser feliz y estar bien. Le gusta ser capaz de entender las cosas y sabe que su ruta hacia la libertad se encuentra por medio del conocimiento.
Por consiguiente, he tenido a la humanidad llamando a mi puerta desde 1950. No ha importado dónde o en qué remoto lugar viviera, desde que publiqué por primera vez un libro sobre el tema, mi vida ya no ha sido mía.
Me gusta ayudar a los demás, y considero como mi mayor placer en la vida ver a alguien liberarse de las sombras que oscurecen sus días.
Estas sombras le parecen tan densas y lo oprimen de tal manera que cuando descubre que son sombras y que puede ver a través de ellas, cruzarlas y estar de nuevo al sol, se siente enormemente dichoso. Y me temo que yo me siento tan dichoso como él.
He visto mucha miseria humana. De muy joven, viajé por Asia y vi la agonía y la miseria de tierras superpobladas y subdesarrolladas. He visto gente desentenderse y pasar por encima de hombres moribundos en las calles. He visto niños que eran poco menos que huesos y harapos. Y en medio de esta pobreza y degradación encontré lugares sagrados en donde la sabiduría era enorme, pero donde se ocultaba cuidadosamente y se daba a conocer sólo como superstición. Posteriormente, en las universidades occidentales, he visto al hombre obsesionado con la materialidad y con toda su astucia; le he visto esconder la poca sabiduría que realmente tenía en aulas siniestras, y hacerla inaccesible para el hombre común y menos privilegiado. He pasado a través de una guerra terrible y no he visto una sola palabra de decencia o humanidad que mitigara su terror y su dolor.
No he llevado una vida enclaustrada, y desprecio al hombre sabio que no ha vivido y al erudito que no comparte.
Ha habido muchos hombres más sabios que yo, pero pocos han recorrido tanto camino.
He visto la vida de arriba abajo y de abajo arriba. Sé cómo se ve en ambos sentidos. Y sé que hay sabiduría y que hay esperanza.
Ciego, con los nervios ópticos lesionados y lisiados, con lesiones físicas en la cadera y la espalda, al final de la Segunda Guerra Mundial me enfrenté a un futuro casi inexistente. Mi hoja de servicio decía: “Este oficial no tiene tendencias neuróticas o psicóticas de ninguna clase”, pero también decía: “Incapacitado físicamente de forma permanente”.
Y así llegó un golpe más... mi familia y mis amigos me abandonaron al considerarme como un inválido, supuestamente sin remedio, y una carga probable para ellos durante el resto de mis días. Sin embargo, me abrí camino de vuelta hacia la salud y la fuerza en menos de dos años, usando sólo lo que sabía y lo que podía determinar sobre el hombre y su relación con el universo. No tenía a nadie que me ayudara, lo que tenía que saber lo tenía que descubrir. Y es todo un truco estudiar cuando no se puede ver.
Me acostumbré a que se me dijera que todo era imposible, que no había manera, que no había esperanza. Sin embargo, volví a ver y a caminar y construí una vida completamente nueva. Es una vida feliz, una vida activa, y espero que sea útil. Mis únicos momentos de tristeza son aquellos que llegan cuando hombres fanáticos le dicen a los demás que todo está mal y que no hay una ruta en ningún sitio, que no hay esperanza en ningún lugar, nada excepto tristeza, monotonía y desolación, y que todo esfuerzo para ayudar a los demás es falso. Yo sé que no es verdad.
Así que, mi propia filosofía es que uno debe compartir la sabiduría que tenga; debe ayudar a los demás para que se ayuden a sí mismos y debe seguir adelante a pesar del mal tiempo, ya que siempre hay una calma delante. También debe hacer caso omiso del abucheo del intelectual egoísta que exclama: “No reveles el misterio. Guárdalo todo para nosotros. La gente no puede entenderlo”.
Pero, puesto que no he visto nunca que la sabiduría haga ningún bien cuando uno se rehúsa a compartirla, y como me gusta ver felices a los demás, y como encuentro que la gran mayoría de la gente puede entender y, de hecho, entiende, seguiré escribiendo y trabajando y enseñando mientras exista.
Pues no conozco a ningún hombre que tenga monopolio alguno sobre la sabiduría de este universo. Esta pertenece a aquellos que pueden usarla para ayudarse a sí mismos y a los demás.
Si se conocieran y se comprendieran las cosas un poco mejor, todos llevaríamos vidas más felices.
Y hay un camino para conocerlas y hay un camino hacia la libertad.
Lo antiguo tiene que dar paso a lo nuevo. La falsedad tiene que ser desenmascarada por la verdad. Y la verdad, aunque combatida, al final siempre prevalece.

mexicoaclarado@yahoo.com.mx

1 comentario:

Xenumex dijo...

Este escrito está lleno de las mentiras y fantasias enfermizas de Hubbard:
"Ciego, con los nervios ópticos lesionados y lisiados, con lesiones físicas en la cadera y la espalda, al final de la Segunda Guerra Mundial me enfrenté a un futuro casi inexistente. Mi hoja de servicio decía: “Este oficial no tiene tendencias neuróticas o psicóticas de ninguna clase”, pero también decía: “Incapacitado físicamente de forma permanente”.

Jamas se ha presentado una prueba documental de este dicho


"Y así llegó un golpe más... mi familia y mis amigos me abandonaron al considerarme como un inválido, supuestamente sin remedio, y una carga probable para ellos durante el resto de mis días."

Otra falacia más, en ninguno de sus escritos Hubbard menciona a su familia (ni padres, ni hermanos, ni tios, absolutamente nadie) su unica familia conocida fueron sus 3 esposas y a las 2 primeras él fue quién las abandonó, y de sus amigos tampoco menciona detalles de quiénes fueron ellos.

Tampoco sus legendarios viajes están documentados apropiadamente

"El moderno filósofo americano Will Durant fue relegado al montón de los desperdicios por sus colegas eruditos cuando escribió un libro popular sobre el tema"

Mas mentiras, el filosofo Will Durant y su esposa Ariel Durant ganaron el premio Pulitzer de literatura en 1968 y recibieron la "Presidential Medal of Freedom" de manos de Gerald Ford en 1977.

Cosas como estas salen a la vista cuando lees algo de Hubbard, con "distintos ojos" de cuando lo leí por primera vez dentro de la secta y me lo creí todo.

Atte

Xenumex
Movimiento Mexicanco Antisectas